sábado, 1 de octubre de 2016

MUNDOS PARALELOS





No hay un mecanismo artificial que justifique el acercamiento entre las paredes opuestas. En realidad no se mueven, tan sólo son alucinaciones. Tampoco se desploma el techo. Ni las ondulaciones del suelo están provocadas por una terrible tempestad. Por supuesto, tú tampoco existes. El contacto de mis manos en tu piel, dulce, porque no sólo es suave, es dulce porque la he probado. Te he embadurnado de saliva sin reproches por tu parte, he lamido desde tu frente hasta tus pies escuchando la melodía de tus gemidos,  a veces reprimidos, otras sin contención, jadeando de placer. He sentido tu humedad en mi boca, tu saliva y también tu lubricidad. Mis espasmos y los tuyos, acompasados, abrazados, fundidos con los ojos cerrados , perdidos en oasis de placer. El desierto de la rutina y la monotonía se quebranta con nuestros encuentros. Palmeras y agua, espejismos de un mundo irreal. No fue Dios quien te creó, fui yo que siendo ateo supe crear el mundo a mi imagen y semejanza.  Ficticio, tanto como la vida paralela que discurre ajena a mi viaje extraterrenal. ¿O es real ese mundo en que la vida pasa sin pasar?.¿Es real ese mundo en que no existes y solo existe mi soledad?.
Sol infinito sin nubes en el horizonte. Campos y mares, verdes y azules. Días sin noches, luz eterna. Y tú, también eterna. Desnuda, desnudos los dos. Para siempre, o eso creo yo.
 Me citas junto al mar. Mañana.
­­­­­­— ¿Y qué harás mientras tanto? – te pregunto ingenuo.
–Pasear, volar sobre estos campos infinitos de trigo y amapolas, de naranjos y robles y olivos plateados. Y más tarde nadar hasta alcanzar la roca de las sirenas, atraída por su hipnótico canto y sus bellas voces. Y beberé el zumo de granadas y limones o naranjas. Y sentiré el olor de azahar y jazmín o del cilantro y de las madreselvas, aunque no hayan noches por tu capricho de los días eternos.
– ¿Y después?
– Contaré las horas y minutos, hasta los segundos, para saber cuánto tiempo falta para reunirme contigo. Junto al mar.
– ¿Y por qué quieres entonces pasear y volar o nadar?, ¿Para qué quieres  beber zumos o envolverte de olores si luego pasarás el tiempo contando el mismo para saber los segundos que faltan para reunirte conmigo?
–Porque necesito echarte de menos, conocer el dolor de tu ausencia, y aunque pasee o esté nadando o rodeada de olores y sabores maravillosos, nada, absolutamente nada, me colmará de felicidad como tú lo haces.
Y dejo pasar el día sin su noche, el tiempo sin referencia, sin sombras ni lunas o estrellas. Y vuelo hasta el mar. Y escucho a las sirenas que cantan y aletean su  cola nerviosas. Y las olas del mar que sisean tranquilas. Y a ti, también te escucho a ti, junto a la roca de las sirenas, pidiendo auxilio. Te ahogas. Tus manos se agitan solicitando ayuda. Yo te he creado, yo te he dado la vida. ¿Quién se atreve a arrebatarme a lo que más quiero de este mundo? ¿Para qué quiero estos campos y mares, este sol permanente y los susurros de las olas? Permanezco en la arena contemplando tu terrible muerte. Las burbujas de tu adiós se pierden ante mi impasibilidad. Y despierto de nuevo en esta habitación de paredes acolchadas que se estrechan, y de techos y suelos que se desploman.