Conocí a Olga en un curso de poesía, entre versos alejandrinos y
rimas asonantes. Luis, nuestro profesor, tenía una capacidad increíble
para rimar los sentimientos más bellos y provocar la admiración de las féminas
que asistían al curso. Reconozco su maestría e incluso, a mi pesar, la
congoja que nos invadía cuando su voz firme recitaba sus hermosas letras. Yo
era más de realismo sucio con rima libre y pretensiones filosóficas. Mi vida
anodina, mis escarceos con prostitutas o las interminables horas en las barras
de bar, junto con mis escasos dotes como escritor o poeta, daban para poco
más que cuatro versos de nula trascendencia y discutible valor estético.
Olga se quedaba prendada de Luis y su voz de locutor. Yo me
colgaba de sus cómplices miradas y maldecía mi patética presencia y mi voz
desgarrada, que convertía las palabras en arañazos temblorosos y ridículos. La
gente acogía mis versos con un silencio respetuoso y, él, el poeta de voz
profunda, me corregía y ridiculizaba ante mis compañeros de curso:
En el mercado de la vida
tu cuerpo desnudo
y mi alma podrida
son monedas de cambio
tu cuerpo y el sida
mi alma y la vida
Finalicé con un carraspeo y miré a Olga, sentada dos sillas
más adelante. Ella únicamente tenía ojos y oídos para el profesor. Luis me
contestó con otra poesía, aunque improvisada, con mejor acogida:
Ni la métrica, ni la estética, amigo
Y es lo que siempre digo
si rimar es la cuestión
deberías poner atención
que una puta o una querida
pueden tener o no el sida
pero tu dudosa vocación
de poeta maldito o santo varón
tienen el mismo recorrido
que un cantautor aburrido
de su lineal melodía
y su aparente rebeldía.
La clase entera arrancó en aplausos ensalzando la figura
del maestro y provocando mi humillación y vergüenza.
Podía haber puesto a Dios por testigo de que jamás volvería a
beber, pero soy ateo y tampoco estaba
seguro de cumplir el juramento.
Cada día mis sentimientos hacia Olga eran más profundos. Me
encandilaba su apariencia virginal, la elegante forma de caminar, o el rostro
dulce, como su sonrisa, o sus gestos vergonzosos, como cuando hablaba con la
carpeta abrazada cubriendo sus senos y bajaba la cabeza tímida, incapaz de
aguantar mi mirada. Pensé que podría tener una oportunidad, pero cada vez
que me acercaba más a ella, más cuenta me daba de lo lejos que estaba de mí.
Mi pinta de marginado que intenta integrarse en una sociedad que
no permite la integración, contrastaba con su presencia impecable. Si un rayo
de sol se hubiera filtrado por la ventana y hubiera iluminado su rostro,
creando esos halos luminosos que dotan de cierta magia a quien se interpone en
su trayecto, creería que la misma Virgen María asistía a nuestra clase de
poesía. Por suerte, las clases eran nocturnas y la ilusión del milagro mariano
era imposible.
A medida que avanzaba el curso, noté como Luis se aproximaba a
Olga en la misma medida que ella se alejaba de mí. Cuando finalizaban la clase
siempre se quedaban para comentar sus trabajos y probablemente luego irían a
cenar o Dios sabe qué.
Una noche, tras echar un polvo con Melania, una amiga prostituta
que a veces no me cobraba por sus favores, fumaba encajado en el estrecho
balcón que daba al puerto. La pensión y la habitación eran terribles, pero
las vistas eran fantásticas. Apuraba mi cigarro intentando encontrar
poesía en las virutas de humo que enturbiaban mi visión de la luna equilibrista
sobre un cable eléctrico, y se reflejaba coqueta en las aguas calmadas del
puerto, en el olor a pescado y orines, en las putas de la esquina, en los
rateros habilidosos y en las sombras escondidas entre los porches. Tenía
material pero me faltaba aptitud. Quizás debería ir un día al campo a
contemplar el amanecer y olvidarme de la deprimente realidad que me rodeaba.
Melania me abrazó. Noté su cuerpo desnudo rozando mi espalda. Imaginé que era
Olga quien me acariciaba, cerré los ojos y la empujé hacia la cama. Follamos con
dulzura, lentamente. Busqué su placer y no el mío. Sentí sus uñas clavadas en
mi espalda, intentando aferrarse a mí. A mí y a mi vida de mierda. Pensé que
cada uno tiene lo que se merece, probablemente el profesor de voz
penetrante era el regalo que Olga ansiaba, el encaje perfecto. Yo era poco de encajar y mi realidad era tan turbia como mi mente. Melania encajaba con
todos, sobre todo si pagaban. Por eso le agradecí una vez más su generosidad
conmigo.
Melania se relajó, entrecerró los ojos y se acurrucó junto
a mí, intentando adaptarse a mi posición fetal. Yo seguí imaginando a
Olga, susurrándome versos de Machado o de Bukowski y me volví para verla. Melania me sonrió y me
dio un beso en la frente.
En una de las terrazas de los diversos restaurantes que hay
frente a la pensión, una pareja brindaba por el amor y la poesía. Un profesor y
su alumna. Él, de clara voz, ella con destellos luminosos,
En la miserable habitación de la pensión, las sombras de un
hombre y una mujer abrazados, él de voz arrugada y áspera, ella con señales de
mala vida. Un vino barato sirvió para brindar por la poesía y el
amor. Poesía barata, como el vino, y amor sin pasión y con preservativo.
Hola, José. Magnífico relato, como siempre. Una historia de amor agridulce y un personaje muy bien perfilado. Me gusta mucho el tono de resignación y desamparo que le has dado al cuento y ese final tan desengañado. Felicidades y mucha suerte en el Tintero.
ResponderEliminarHola, José. Soy Beri. Ante tal maravilla narrativa, solo me atrevo a aplaudir, reconociéndote, si me permites, como el brillante literato de tu relato, enamorado de la fascinante Olga. Yo, por mi parte, asumo mi destino, elevando mi áspera voz hacia las inalcanzables estrellas. Muchas felicidades por tu magnífico relato, deseándote lo mejor. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, José. Muy logrado tu relato. Aplausos por adelantado.
ResponderEliminarCon lo te caracteriza has escrito un buen relato a la altura de una buena nota. Suerte en el tintero. Un abrazo.
ResponderEliminarUna historia cuya trama principal gira en torno a un triángulo amoroso formado por un profesor, su alumna y un joven libertino que hace las veces de narrador, tratando de deslumbrar a esa joven alumna, pero que poco a poco pierde todo el interés por él para caer rendidamente enamorada del profesor.
ResponderEliminarMientras el enamoramiento de ella crecía hacia su profesor, disminuía en igual proporción hacia su compañero del curso de poesía, quien tuvo que conformarse con los favores que le prodigaba una conocida prostituta y fantasear imaginándosela a ella en su lugar.
Amores de ocasión, amores desgraciados, amores que ni siquiera existieron más que en la imaginación.
Saludos y suerte en el Tintero.
Hola José, muy verdadero tu relato y demasiado habitual para los finales felices. ¿Por qué presiento que la historia de Olga y Luis tampoco acabará bien? Mucha suerte en el concurso. Ah, y me encantaron tus "poemas entre rivales". Un abrazo
ResponderEliminarHola José. Si nuestro protagonista hubiera tenido más aptitudes para el verso y la poesía, sin duda a Sabina le hubiera salido un serio contrincante.
ResponderEliminarMuy divertido en cruce de poesías que nos has regalado, como si fuera un western con palabras en vez de balas. Y la comparación de dos tipos de vidas tan distintas, la perfecta, luminosa y regada con buen vino de Olga, y la sucia, con olor a orines y vino barato la de nuestro protagonista, me parece de lo más conmovedora.
Un abrazo enorme.
Una historia triste y deprimente narrada con tu vigoroso estilo habitual. Utilizas el lenguaje con precisión de cirujano para diseccionar la realidad y exponer con toda crudeza sus vergüenzas al aire, con expresiones rotundas de gran carga lírica, trazos ágiles que resaltan el brutal contraste entre la vida que el protagonista tiene y la que sueña. con la sombra omnipresente del odiado profesor y victorioso rival. Como acostumbras, narrativa de alta escuela. Mucha Suerte en El Tintero. Un abrazo, José.
ResponderEliminarJosé, qué relato más bien escrito. Me gusta mucho tu manera de narrar y contar las cosas. Sabes transmitir muy bien ese estado apático y deprimido del protagonista que se siente inferior a un oponente más fuerte. Podría destacar muchas cosas, la envidiable narración, la parte cómico-frustrante del artista, el dominio del lenguaje..., pero lo que más me ha gustado y más destaco es la manera en que planteas el relato; nos muestras dos mundos, uno más cerca del real, el del narrador frustrado, y el otro el de la relación de Olga y el profesor. Ese mundo me ha recordado al que se suele mostrar en las redes sociales, todo amor, alegría y felicidad (y puede que un poco de mucho postureo). Con todo te ha quedado una historia muy buena que quedará bien alto seguro. Un abrazo y suerte!
ResponderEliminarPrimero, aprovecho para felicitarte por el pasado logro con el TINTERAZO conseguido.
ResponderEliminarBueno, bueno, bueno, José! Y yo que creí que mi relato subía el tono de los escritos en el concurso, ja, ja, ja!!
Me ha gustado los contrastes de las chicas, el protagonista enamorado de Olga y Melania enamorada de él.
«Mi pinta de marginado que intenta integrarse en una sociedad que no permite la integración» esta frase me suena mucho... muchísimo a una triste realidad.
En fin, muy buena historia que llega al corazón con un dejo mezcla de pena y dulzura.
Espero que no te falte suerte, porque has logrado un precioso relato.
Abrazote.
Un relato soberbio, José. Intensidad narrativa trufada con poesía. No se puede pedir más; como lectora estoy satisfecha del resultado de tu creatividad. Suerte, que esto es de nota alta. Un saludo.
ResponderEliminarHola Jose. No soporto ese tipo de intelectual pagado de sí mismo experto en versos alejandrinos y rimas asonantes, (alguno he conocido experto en féminas), así que le has hecho un retrato perfecto del profesor. Sin duda, haces que prefiramos (que prefiera) al del realismo sucio con rima libre. Y has conseguido este efecto presentándonos a los dos, a Goliath(el profe), frente a David.
ResponderEliminarMe gusta como habla de sí mismo, con cierto desprecio, sin esconder sus llagas.
¡Y vaya mierda de sonetillo rimado se largó el tal Luis!
Echa polvos a la puta Melania, tan terrenal, y sueña o ensueña con la virginal, inalcanzable Olga.Tal como lo esperaba, nunca la consiguió, por eso la eleva a los altares de lo imposible.
La frase final remata el magnífico ejercicio que has hecho, con maestría, con víscera, que las vísceras también tiene algo que decir en las cosas del amor, no solo con el corazón y lo que está entre las piernas aman los hombres y las mujeres.
Lo dicho, GRANDE.
Jose, no recuerdo si llegaste a leer sobre otro profesor tanpedante como el tuyo, a mí me da que es el mísmo ;)
ResponderEliminarPor aquí te lo dejo, aunque recomiendo leerlo con estómago vacío.
https://alzapalabra.blogspot.com/2017/04/alejandrinos-ii.html#comment-form
La voz de tu narrador resignado a su suerte, pone cierto punto de dramatismo a la historia. No se trata de un luchador que se sobreponga a las humillaciones, ni el vengativo que pone en su sitio al profesor petulante y pretencioso, con armas hechas de argumentos y pertrechos de rimas bien casadas.
ResponderEliminarMás merece el amor de meretriz entregada que el menguado estímulo de una mirada de una virginal doncella que pudiera resultar gato en vez de liebre.
Abrazos.
Escribes una historia de contrastes. Entre los suburbios que frecuenta el protagonista y la cómoda vida de Luis, la angelical figura de Olga y la ajada y manoseada Melania, el amor idealizado y el sexo pagado. Un personaje turbio y atrapado en su melancolía que sabe que no puede aspirar a más, y sin embargo con una avezada reflexión interior. Te has atrevido a incursionar con éxito en el terreno de la poesía, dejándonos unos versos originales y simpáticos. Como siempre, excelente manejo de la narración con frases de bella factura.
ResponderEliminarNo auguro un buen futuro a la relación de Olga y Luís, me da que él es el típico tío que en cuanto realiza una conquista se aburre pronto de ella. Hubiera encontrado el amor más fácilmente con el protagonista. Él sin embargo tendrá que conformarse con Melania, que aunque puta, encuentra en él algo más que sexo.
Gran relato, con aspiraciones al pódium de ganadores, como siempre. Un abrazo, Jose.
Excelente relato, José. Usas esos contrastes para darle más vigor al triángulo amoroso y a la decepción que sufre el doblemente vencido poeta y amante.
ResponderEliminarUn abrazo
Buenas, Jose.
ResponderEliminarVaya historia agridulce. Me ha gustado el tono resignado del protagonista y la enorme diferencia entre los protagonistas.
Un saludo.
Hola José
ResponderEliminarTema interesante el amor inalcanzable.
Me ha gustado como has montado la trama y la voz q has dado al protagonista.
Enhorabuena y saludos
Dramático desenlace, en esta historia de amor,un amor imaginario, imposible ante su valor por luchar contra un contrincante que por lo que expresa en forma poética,conoce de su amor por Olga. Saludos y suerte en el Tintero de Oro
ResponderEliminarBuen relato, con maestría y dominio de recursos. Enhorabuena, colega
ResponderEliminarHola José, un excelente y profundo relato de amor y desamor. Cuando se trata de amor,? Lo que se merece en la vida es siempre lo que se tiene? o quizá se tiene lo que otro el quiere dar y a eso uno se aferra?. Éxitos y bendiciones 👍✌️🙏
ResponderEliminarHola José, se me ocurre que algún otro va a ganar a esa mujer, harina de otro costal, que se prenda del luminoso. Hay muchas razones por la que cada uno está en su lugar, lo importante es no verse derrotado, como nos lo quiere mostrar ese personaje que baila en poesía entre alcohol y realidad, la suya, la barata. La derrota no está en la clase de poesía porque las bellas palabras bien dichas también pueden estar estigmatizadas. El protagonista en el fondo lo sabe, pero como alma de poeta, prefiere el sufrimiento fingido que le da para esgrimir más de una letra. Un abrazo compañero.
ResponderEliminarNo siempre de Tinteros se alimenta el escritor ¿verdad Jose?, de vez en cuando hay que alternar el oro con algún puesto tan estupendo como el que los compañeros te han otorgado. Un relato muy bueno colega.
ResponderEliminarUn abrazo Jose, cuídate amigo.
Gracias, Isabel. Me parece un triunfo este séptimo puesto después de leer todos los relatos. ¡Vaya nivelazo! Un abrazo.
EliminarCon lo cotizado que está el Tintero ultimamente, un séptimo puesto no deja de ser un lujo. Felicidades, Jose. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Jorge. Tienes razón, el nivel es muy alto y el hecho de estar entre los mencionados ya supone motivo de orgullo. Un abrazo
ResponderEliminarEnhorabuena por ese séptimo puesto. Las Menciones también cuentan. Serían los Diplomas olímpicos. Un abrazo, José.
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