Relato presentado para el TORNEO de ESCRITORES 2017. Título obligatorio, máximo 1000 palabras.
Llegué a las doce,cuando mis amigos ya iban por la tercera
ronda. Pedí una cerveza y me senté junto a ellos. El plan era el mismo de cada fin de semana:
alcanzar el equilibrio entre la alegría controlada y la borrachera
desfasada. Era difícil, siempre había
algún chupito que inclinaba la balanza hacia el descontrol. Las cervezas solían ser una medida de tiempo
equivalente a treinta minutos. Tras dos
horas de debate sobre el anarquismo de Durruti, la literatura de Burroughs o el
cine de David Lynch, nuestra conversación se desviaba hacia las piernas de la
morena que se sentaba a nuestro lado, el culo de la rubia de la barra o los
labios de la camarera. El alcohol nos hacía emerger de nuestras supuestas
profundidades y respirar la realidad inalcanzable que nos rodeaba.