miércoles, 26 de febrero de 2020

LA POESÍA Y EL AMOR





Conocí a Olga en un curso de poesía, entre versos alejandrinos y rimas asonantes. Luis, nuestro profesor, tenía una capacidad increíble para rimar los sentimientos más bellos y provocar la admiración de las féminas que asistían al curso. Reconozco su maestría e incluso, a mi pesar, la congoja que nos invadía cuando su voz firme recitaba sus hermosas letras. Yo era más de realismo sucio con rima libre y pretensiones filosóficas. Mi vida anodina, mis escarceos con prostitutas o las interminables horas en las barras de bar, junto con mis escasos dotes como escritor o poeta, daban para poco más que cuatro versos de nula trascendencia y discutible valor estético.