domingo, 26 de abril de 2020

INSOMNIO



La luna alteraba la línea recta imaginaria formada por las farolas de la calle. Le faltaban tres dedos para estar completamente alineada. Pensé que sería otra noche de insomnio fumando en la ventana y dialogando con el silencio. No fue así, por fin mis párpados cedían y caían rendidos. Me acomodé con regocijo sobre las sábanas revueltas consiguiendo que el cerebro se desconectara. Sentí entre sueños la dulce caricia de la almohada sobre el rostro. Al principio, me relajó su tacto suave y mullido. De repente, noté cómo la dulce caricia se había convertido en una fuerza extraña que me imposibilitaba respirar. No podía gritar, mis llamadas de auxilio se ahogaban entre las plumas de la almohada. Alguien oprimía el cojín contra mi cara. Un sonido seco y apagado relajó mis músculos, destrozándome la garganta. El sabor a metal y el olor a pólvora me sumieron, ahora sí, en un profundo y definitivo sueño. Las plumas volaban a mi alrededor y caían lentas sobre la cama. El humo del disparo se desvanecía como las nubes que intentaban ocultar la luna. Antes de que el sueño eterno se apoderase de mí, disparé sin una diana a la que apuntar y sentí sobre las piernas el peso de un cuerpo que se desplomaba. No pude evitar mi muerte y sólo conseguí el pasaporte al infierno.
Desperté empapado, el sudor de un mal sueño envolvía mi débil existencia. Una leve brisa se coló por la ventana y alivió mi sofoco. El cansancio acumulado pudo más que las imaginaciones y otra vez me sumergí en horribles pesadillas. Siempre acababa muriendo. La impotencia por no poder conciliar el sueño hizo que accionara el gatillo seis veces contra la oscuridad. Seis cuerpos cayeron entre las sombras de la habitación. Ni me inmuté, sabía que acabaría despertando otra vez.
Por la mañana, mientras me afeitaba, sintonicé las noticias en la radio. El asesinato de seis hombres abría los informativos del día. Llené la bañera con agua fría e intenté relajarme. Cerré los ojos y sentí con alivio el frescor del agua que me cubría hasta el cuello. Sumergí la cabeza entre la espuma y cuando intenté recuperar el aliento, unas manos me empujaban al fondo de la bañera. La sensación de asfixia fue terrible. Mi cuerpo se revolvía en un intento fallido de emerger y llenar de aire los pulmones. Mis gritos se perdían entre burbujas de terror. De nuevo, me incorporé desorientado y sollozando en la cama. 
Cientos de ratas inmóviles formaban una desagradable alfombra que cubría por completo el suelo de la habitación. Parecía una función de teatro donde ellas eran las espectadoras silenciosas y yo el protagonista de una tragedia. En el alfeizar de la ventana, unos cuervos disfrutaban de la representación. Una de las ratas había conseguido introducirse entre las sábanas y me clavaron sus afilados dientes en el pie izquierdo. El alarido espantó a los cuervos y las ratas se evaporaron sin necesidad de prestidigitación, dejando únicamente unas motas de su alma flotando en el aire. Me hallaba otra vez apoyado en el cabezal, temblando y con la respiración demasiado agitada. La espiral de irrealidad me estaba matando. Procuré mantenerme despierto, alejándome de las angustias nocturnas.
Un libro y un café me acompañarían en la vigilia forzada. Leí sin pestañear treinta páginas de El exorcista, probablemente una mala elección para mis pesadillas. Revolví el azúcar sin mirar la taza de café y acumulé todo el humo que pude del cigarro que estaba fumando. Un desgarro en los pulmones provocó un ataque compulsivo de tos. Carraspeé intentando arrastrar las flemas al exterior y una náusea interminable convulsionó mi cuerpo. De mi boca surgió una densa masa similar a una hamburguesa cruda recubierta de placenta y un hedor insoportable. Me desmayé y desperté con el libro abierto por la página treinta sobre mi pecho.
El doctor escuchó atento el relato de mis recurrentes pesadillas y lo atribuyó al estrés. El cambio de residencia, hacía poco que me había mudado, también podía contribuir a las alteraciones del sueño que padecía. Aseguró que en unos meses me habría habituado al nuevo lugar y las rutinas diarias me devolverían la placidez por las noches. Abandoné la consulta intranquilo. La sala estaba en la confluencia de decenas de pasillos que conformaban un laberinto rojizo. Avanzaba despacio, observando las estancias  que se sucedían a ambos lados del interminable corredor. Hacía mucho calor, demasiado, como si una hoguera infinita rodeara el destartalado edificio. Lo cierto es que no recordaba cuándo ni por dónde había accedido al hospital. Había aparecido repentinamente en la consulta del doctor tras la última pesadilla.
Un grupo de personas harapientas y sucias apareció al final de uno de los pasillos. Un hombre con bata blanca ejercía de guía de las almas descarriadas. Se detuvo y me miró durante unos segundos. Descubrí aterrado que sus ojos desprendían un brillo inusual, sus pupilas enrojecían desprendiendo una potente luz que atravesaba mi cuerpo. Esperé a despertar en cualquier momento. No fue así. El doctor que me había atendido posó su mano sobre mis hombros.
—Poco a poco. En unos meses tus pesadillas habrán desaparecido y la rutina que contemplas te permitirá conciliar un plácido sueño.
Esbozó una ligera sonrisa y me miró con piedad. Sólo fue un truco. Enseguida una enorme carcajada que mostraba sus afilados dientes retumbó dentro del laberinto infernal en el que ardería eternamente.


29 comentarios:

  1. Hola, José. Un relato con muchos elementos perturbadores que logra crispar los nervios. Cómo haré,esta noche, para apoyar la cabeza sobre la almohada?
    Un abrazo

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  2. Genial, José. Un muy buen relato, con tu característico estilo impecable y eficiente
    Tensión y dinamismo de pesadilla en pesadilla hasta la eternidad.

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  3. Hola José. Desde luego no puede haber peor infierno que el que retratas, víctima de una pesadilla tras otra por toda la eternidad. ¡Y a cual peor!
    Un abrazo enorme y mucha suerte en el concurso.

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  4. El insomnio es una de las peores pesadillas de cualquier ser humano. Si el sueño y la vela se entrelazan la locura puede llegar a llamar a nuestra puerta y es entonces, cuando la vida adquiere tintes de irrealidad con el peligro de precipitarnos a un infierno inesperado.
    Me ha resultado un relato de lo más desconcertante gracias ha esa sucesión de caídas y subidas del personaje por una montaña rusa mental.
    Un abrazo.

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  5. Hola Jose. Excelente el relato que nos ofreces. Un hombre de dudosa moral, con varias muertes a sus espaldas por lo visto, que es asesinado en la escena inicial. A partir de ahí, nos despistas con esos sueños recurrentes, el inicio del relato parece otra pesadilla más, pero la realidad es mucho más perturbadora. Como si reviviera el universo de Dante, el protagonista se halla en el mismísimo infierno y sus pesadillas no son más que la tortura que le espera el resto de sus días, en pago por sus pecados.
    Como siempre, lenguaje de alto vuelo y una estructura narrativa concebida excelentemente. Gran giro final que nos hace entender la narración en su totalidad. Me ha gustado mucho, sin duda relato aspirante a lo mejor en esta edición. Un abrazo.

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  6. Hola, José. Nos presentas un infierno aterrador, no podía ser menos, con el condenado atrapado en un torbellino de pesadillas sin fin. Con tu habitual maestría narrativa, nada falta ni sobra, todo encaja con precisión, logras meternos en la piel del protagonista y sentir la angustia de sus terrores oníricos. El escalofriante final resume bien la esencia del relato: el condenado comprende al fin que nunca volverá a despertar porque en realidad nunca ha estado durmiendo sino muerto, y atrapado para toda la eternidad en un horror infinito.
    Relato que apunta muy alto. Mucha Suerte en El Tintero. Un abrazo.

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  7. Es un relato denso, quizá esa gran virtud sea su mayor inconveniente para el lector que necesita una carga más liviana. Me gustó mucho, aunque si he de ser sincero, con menos elementos hubiese disfrutado más de la lectura. Como sabes, es una opinión y como tal totalmente despreciable. Salud y gracias

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  8. En tensión de principio a fin, sin respiro ni tregua. ¡Qué dominio de la narrativa! Juegas con el lector con los trucos de un gran prestidigitador. Cuando crees ver la salida le das otra vuelta y entramos en bucle. Solo al final sabemos que no hay algo que torture más que estar metido en una pesadilla eterna.

    Un placer leerte siempre.

    ¡Felicidades, Jose y suerte en El tintero.

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  9. Vaya, José. Un relato sin tregua. No nos has dado ni un respiro.Cuando parecía que esto acababa, llegaba otra. Parece que el individuo tenía una mala conciencia y eso siempre está ahí, llámale insomnio.
    Me ha gustado. Saludos.

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  10. José, coincido con Isan en que no das tregua, las acciones van encadenándose una tras otra, pero con una tensión y visualidad creciente. El relato es un todo que va subiendo su volumen poco a poco hasta llegar a su aullido máximo y terminar ahí en un final sordo con reverberaciones residuales que te dejan un gran sabor de boca.
    He querido entender que al final murió en la primera escena y ese insomio jugó al despiste, desde mi punto de vista es algo brillante. Como las imágenes que sufría, como ese vómito tan visual y aterrador.
    Me encantó, José, mucha suerte.
    Un abrazo.

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  11. Tu particularidad consiste, Jose, en que, cuando escribes, pones a funcionar tu mundo personal aunque las coordenadas sean comunes a todos. Insomnio, sin duda, es un relato con rúbrica singular en el género de terror.
    El castigo del soñador soñado, consiste, como en el mito de Sísifo condenado a subir a la montaña una y otra vez la misma piedra, en soñar en un círculo eterno, su muerte o/y las muertes causadas.
    Creo que tengo la confianza suficiente contigo, Jose, por los años que llevamos leyñendonos, de indicarte, a mi parecer, los excesos de “mi”. Entiendo que es un ejercicio enormemente introspectivo, desde el interior (nunca mejor dicho) del soñador, y que el uso de los mis se hace necesario. Sin embargo, bajo mi humilde criterio, hay frases en las que se puede evitar algún “mi” y el relato fluiría mejor. Varios ejemplos de los posibles evitables:
    -“Desde MI perspectiva” (se puede prescindir de esta afirmación, la frase no perdería sentido sin ella, además de ahorrarte un “mi”, se presupone que el punto de mira es desde la perspectiva del narrador)
    - “Relajó mis músculos y destrozó MI garganta, (mis músculos destrozándome la garganta)
    - Sumergí MI cabeza , (la cabeza)
    - MI habitación, (la habitación)
    - MIS angustias nocturnas, (las angustias nocturnas)
    - Me acompañarían en MI vigilia forzada, (me acompañarían en la vigilia forzada)

    Como siempre, hay frases impagables, de enorme potencia visual, ej: “La luna alteraba la línea recta imaginaria formada por las farolas de la calle”….”motas de alma flotando en el aire”
    Y otras que resultan terroríficas de imaginar como la alfombra de ratas que da escalofríos solo de pensarlo.
    Juegas muy bien a “la ventana indiscreta”, no solo por el paisaje alineado que se observa, sino por los espectadores de la tragedia disfrutando de la representación (ratas de nuevo y cuervos)
    La burla final pone un broche de oro a este relato que te has marcado compañero.

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  12. Muy buenas Jose,

    Me ha gustado mucho el relato por la narrativa tan limpia que lo acompaña. Como te dicen más arriba, las descripciones que aportas son muy buenas, y llevan al lector a disfrutar de unas escenas impecables. He disfrutado leyéndote. ¡Mucha suerte en el Tintero!

    Un saludo.

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  13. Hola José,
    Verdaderamente estamos en el infierno solo los inconscientes pueden dormir bien, y no hay salida para los crímenes eternos, solo es una rueda como la de la fortuna, como la de los hamsters, que por un momento nos hace creer que estamos saliendo con un café, con una visita al médico cuando en verdad estamos ante las imágenes de nuestros crímenes o ante el juicio de nuestra conciencia. Impecable.
    Un abrazo

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  14. Hola Jose! Me ha gustado mucho tu relato, donde hilvanas magistralmente un sinfín de pesadillas, que desembocan irremediablemente en el horrible destino del protagonista. Impecable historia, sí señor. Mucha suerte en El Tintero. ¡Un abrazo!

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  15. Aplaudo tu relato por su originalidad, prueba de ello es que necesita de un lector atento para captar tu particular interpretación del infierno, una vez asesinado el protagonista. Me ha gustado mucho la descripción de cada pesadilla, ese juego que nos despista y que muestra un final revelador sobre la naturaleza del infierno.
    Un abrazo

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  16. A través de una laboriosa y compleja trama, repleta de elementos que provoquen en el lector un fuerte impacto emocional, vas enredando los hilos a modo de sugerentes pistas que necesitan más de una lectura, puesto que dominas el arte de jugar al despiste con el lector (hablándole de pesadillas), para comprender que su narrador en primera persona es un espíritu condenado a vivir eternamente en el infierno, desde el inicio de la historia hasta su desenlace, que expone crudamente la visión mefistofélica de semejante rehén del averno.
    ¡Enhorabuena, Jose! por ofrecernos un concienzudo trabajo narrativo digno de estar entre los mejores.
    Un abrazo.

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  17. Alucinante y angustioso. Las pesadillas recurrentes pueden jugarnos muchas malas pasadas, incluyendo el no saber diferenciar lo real de lo ficticio. En esta historia parece que el infortunado insomne acaba tragado por su peor pesadilla y lo peor de todo es que quizá no vuelva a despertar nunca más.
    Me ha gustado mucho.
    Un abrazo y suerte en el concurso.

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  18. Hola José.
    Un relato aterrador, un bucle del que no logras salir de la misma forma que le pasa al protagonista.

    No sé cual de las escenas da más morbo, me quedo con el horror de no poder cerrar los ojos por si acaso, para los dormilones como yo sería la peor tortura.

    Enhorabuena y un abrazo.

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  19. José un relato que saltas de un sueño a otros y a esa angustia que no deja nada por vivir del terror. Nos dejas en un sabor de sobresalto en cada sueño, y el final imprevisto. Un abrazo.

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  20. Hola José, eso sí que es diabólico de verdad.jaja. Yo no me apunto a eso del terror. Realmente, me siento aturdida ante esa Literatura. Pero, fue fascinante la historia y atrapa desde el inicio. Saludos cordiales desde Venezuela.

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  21. Uf, angustiosa peripecia la de tu protagonista, Jose, enlazando pesadillas tras pesadilla hasta la condena final. Todo muy imaginativo y visual, con el sello de tu acertada pluma. ¡Enhorabuena una vez más!
    Te deseo mucha suerte en El Tintero, compañero.
    Un fuerte abrazo junto al deseo de que la salud te acompañe sin limitaciones.

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  22. Saludos José, una narración muy envolvente e interesante. Final terrorífico dado el tema :). Éxitos y bendiciones!

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  23. Hola Jose, leche con el los sueños, qué sinvivir, condensada la ansiedad en cada renglón. Por momentos pensé que era alguien que soñaba y los sueños se hacían realidad. He visto una serie hace poco de una escritora que influía tanto en sus lectores que provocaba una muerte sobre otra; había creado una protagonista Mariana que al final estaba en ella, en fin, toda una paranoia, pero que engancha. En tu caso, es al final cuando hay algo de esto. Es un arte la verdad enlazar tanta pesadilla junta, hay que tener mucha, pero que mucha imaginación compañero. Un abrazo

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  24. Hola José!
    Un relato super inquietante, Muy buenas descripciones, la ambientación espeluznante.
    Enhorabuena y un abrazo.

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  25. Angustiosa la trama y como vas tejiendo toda la trama, un poco denso a la hora de leerlo que a mi modo de ver pesa tanto detalle.
    Un abrazo
    Puri

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  26. Enhorabuena Jose, por tu mención en tintero, creo que en esta ocasión compartido con la compañera Marta. Espero verte pronto en el país de las maravillas. Un abrazo grande.

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    1. Gracias, Isabel. A ver si se me ocurre algo para Alicia. Un abrazo

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  27. ENHORABUENA, José, por ese DÉCIMO PUESTO. Un abrazo.

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  28. Gracias, Paco. Encantado con mi mención. Los relatos presentados eran muy buenos, por eso tú plata tiene gran valor. Un abrazo

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